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Egresar del Sename:

Quinto Congreso Camino a la Autonomía

María Eugenia tenía 18 cuando dejó el hogar de protección donde vivió por una década. Cuando cruzó la puerta de la casa, se dio cuenta de que no tenia nada: techo, comida ni herramientas. Afortunadamente, tuvo un apoyo inesperado y logró encauzar una vida plena y satisfactoria. Y aunque eso fue hace 30 años, hoy es la realidad de muchos jóvenes que al cumplir la mayoría de edad, pierden los apoyos del Estado. Por eso, este 7 y 8 de noviembre se realizará un congreso, organizado por Egresa Chile, para relevar la urgencia de políticas públicas que acompañen a quienes egresan del sistema de protección estatal.

Por María Luisa Galán

6 Noviembre 2023 a las 19:42

Cuando María Eugenia Reyes (51) cumplió 18 años, tuvo que irse del hogar protegido que la cobijó durante una década. Llegó ahí con 8, luego de que su madre no pudiera cuidarla por problemas de salud mental y la familia de su padre no quisiera hacerse cargo de ella.

Si bien siempre mantuvo contacto con su progenitora, al final, la relación se fue enfriando. La veía cada quince días, había un exiguo apego entre ellas. Una realidad que viven muchos y que para algunos, no es un periodo agradable de recordar. Tal como le pasó a María Eugenia, que no quiso saber nada del lugar donde vivió.

María Eugenia Reyes, mamá, emprendedora, egresada de una residencia de protección (u hogar del Sename).

Tampoco sabe del destino de sus excompañeros. Pero hace dos años decidió volver a involucrarse y ayudar a los jóvenes que pasan por un hogar del Sename. Sobre todo, a quienes egresan. Porque tal como le ocurrió a ella, aún no existe una política social que proteja el destino de los jóvenes.

El testimonio de María Eugenia, lo dice todo. “Salí de ahí y quedé en la calle. Salí sin preparación, en todo sentido. A mí me tocó un hogar religioso, por lo tanto, con dogmatismo religioso y falta de preparación profesional. No sabía hacer absolutamente nada. Tampoco tenía preparación financiera, nunca tuve dinero, nunca había hecho una compra, nunca había ido al supermercado. Nunca me compré ropa, nunca tuve nada. Además, sin trabajo, sin posibilidad de estudiar. Quedé literalmente de brazos sus cruzados, sin opciones. Vives en una burbuja y terminas en la calle sin saber enfrentarte absolutamente a nada”.

Después de egresar, María Eugenia se fue donde su mamá durante un mes. Luego, la amiga de una amiga, le consiguió trabajo como empleada de casa particular en Santiago. También trabajó en el Parque Arauco, donde conoció a Mirta, una profesora.

Ella fue como una hada madrina. La acogió, le pagó sus estudios de secretaría en el Manpower. Le celebró por primera vez su cumpleaños y la invitó a ser parte de una cena de Navidad. Por fin tenía un puesto en una mesa familiar.

Trabajó como secretaria y después emprendió en un negocio propio. Si bien no quería ser mamá, porque no quería repetir su historia, conoció a su marido con quien hoy tiene una hija de 11 años.

Cuenta: “La familia de mi marido me adora, me quiere. Estoy integrada ahí. Siempre digo que he sido súper afortunada y es porque alguien decidió darme una oportunidad. Sin prejuicios. El tema del prejuicio es fundamental. Cada vez que cuento mi historia me dicen: ‘Ah, tú eres del Sename, pero no se te nota’. Entonces yo siempre hago hincapié en esa frase. ¿Cómo me tendría que ver para ser del Sename? ¿Hay un prototipo?”.

Por eso, María Eugenia está agradecida de Mirta y su familia. “Ella no me discriminó. Me acogió como una hija, me integró a su casa, a su familia, a su marido. Luego me pagaron los estudios y, gracias a ellos, hoy soy la persona que soy. En términos personales, de generosidad, de educación. Todo se los debo a ellos”.

 “TOMÉ MI RUMBO”

Hace dos años se integró a Egresa Chile, una organización que aglutina a quienes vivieron en residencias protegidas. Aterrizó ahí por circunstancias de la vida, tal como ocurrió con Mirta. A ella, Margarita Guzmán, de fundación Sentido, le extendió la invitación.

Ahí conoció a los fundadores de Egresa: Tally Arriagada y Catalina Farías. Los admira. Dice sobre ellos: “Fueron súper valientes porque es algo que yo jamás habría hecho. Todo lo contrario. En cuanto pude, me alejé de todo lo que tuviera que ver con hogares o con egresados. No quise saber nada más y tomé mi rumbo. Me aislé por completo. Nunca hablé de mi pasado hasta ahora, es algo que yo no habría hecho hace dos años atrás con nadie”.

Digna Pinto, Catalina Farías, María Eugenia Reyes y Tally Arriagada. Todos de Egresa Chile.

-¿Te daba vergüenza?

-Emocionalmente me afectaba todo eso. Además siempre está el que te dice: ‘Qué pena, pobrecita. Por qué tu mamá te abandono’. No soy una persona que tenga un carácter suave, a la que le simpatice la pena. No me gusta eso. Esa sensación de autoflagelación no me gusta. Cuando me invitaron a Egresa, me fui involucrando de a poquito. Ahí encontré a los chiquillos que trabajaban visitando las residencias, hablando con egresados, haciendo encuentros. Entonces empecé a participar y a entender la fortuna que tuve en la vida, una que muy pocos han tenido. Comencé a darme cuenta que contar que alguien me dio una oportunidad, podía hacer la diferencia.

Actualmente, María Eugenia vive en Constitución junto a su familia. Es emprendedora, trabaja como artesana marroquinera. Tiene un taller de ropa de cuero en desuso: mochilas, maletines. Todo lo hace a mano. Sus clientes les pasan su ropa significativa, de algún pariente que falleció y las convierte en un recuerdo.

María Eugenia en su taller de marroquinería.

-¿Tu hija sabe de tu historia?

-Sí. Ella se ha ido involucrando. Me dice: ‘Mamá, no te preocupes, porque tú eres la mejor mamá del mundo. Yo te amo, me dice, no te preocupes, porque vivir mi historia no es la tuya’.

EGRESAR: CAMINO A LA AUTONOMÍA

El 7 y 8 de noviembre, Egresa Chile realizará el Quinto Congreso “Camino a la Autonomía”. La actividad se realizará en la Casa Central de la Universidad de Chile, en Santiago, y reunirá a once delegaciones internacionales. El objetivo es “incidir en las políticas, condiciones y preparación hacia el egreso de adolescentes y jóvenes que viven en cuidados alternativos”, dice en su sitio web.

Hace cinco años que este congreso se realiza en diferentes países. Es organizado por la “Red Latinoamericana de Egresadxs de Protección”, organización a la que pertenece Egresa. Este año, Chile fue la sede elegida. Pero el evento lo están realizando a pulso. Sin ningún aporte gubernamental o del sector privado. Sólo con donaciones de particulares y fundaciones. No es de extrañar que no haya mucho apoyo. Lo que pase con los jóvenes cuando egresan no es un tema urgente. De hecho, no existe ninguna ley que los ampare.

María Eugenia, explica: “La Subsecretaría de la Niñez está trabajando en un proyecto para el egreso, pero eso es algo que está en camino. Mejor Niñez también está trabajando en una iniciativa para empezar a encauzar el egreso desde la primera infancia, como camino a la autonomía. Eso se está trabajando y nosotros hemos sido parte de las mesas de trabajo. Nos han llamado a participar y trabajar con ellos, pero esto sigue siendo un proyecto. Lo que pasa es que este proyecto de ley abarca muchas cosas para los egresados. Implica asegurar una vivienda porque un joven egresado no tiene aval, no tiene pensión, no tiene cómo arrendar, no tiene familia. Implica estudios gratuitos, una pensión que por lo menos durante hasta que encuentre trabajo. Pero es muy amplio todo”.

Precisamente, hace unos meses, Carlos Vöhringer, director del trabajo con infancia vulnerada del Hogar de Cristo, comentó: “Están egresando a la calle, directamente. Aún no existe un programa efectivo de apoyo a la vida interdependiente, a pesar de ser un compromiso presidencial explícito en la última cuenta hecha por el presidente Boric. Esos jóvenes requieren subsidio al arriendo, acceso a la educación superior, oportunidades de empleo, mucho apoyo. Nada de eso está pasando”.

Egresar de una residencia de protección es un asunto complejo. De ahí el interés del análisis que se genere en el congreso que está organizando Egresa. La invitación es a inscribirse, participar y conocer cómo es abordado este tema en otros países.

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