En Chile, el presupuesto de salud mental no supera el 2,3 por ciento del total destinado a salud pública y, de acuerdo a la OMS, deberíamos al menos destinar el 5%. Esto para financiar servicios de prevención, promoción y tratamiento, que mejoren la calidad de vida de las personas con discapacidad mental, principalmente de aquellas que se encuentra en situación de pobreza, ya que ellos y sus familias sufren una doble exclusión.
No existe un indicador formal que mida la discapacidad mental en nuestro país, situación que contribuye a invisibilizar y dificultar diagnósticos adecuados para el diseño de las políticas públicas.
En abril de 2023, Hogar de Cristo lanzó el estudio “Trayectorias de Inclusión Social de Personas con Discapacidad Mental en Contextos de Pobreza y Vulnerabilidad”, una publicación que es parte de la serie “Del Dicho al Derecho”.
El estudio caracterizó a la población a partir del último Estudio Nacional de la Discapacidad (ENDISC II), y de la versión 2017 de la Encuesta de Caracterización Socioeconómica Nacional (CASEN):
Hogar de Cristo, a través de tres programas -residencial, ambulatorio y domiciliario-, entrega apoyo social a personas adultas en situación de pobreza y exclusión social con discapacidad mental (psíquica y/o intelectual) y sus familias, para favorecer el ejercicio de sus derechos fundamentales. Promovemos la mantención y desarrollo de sus capacidades, la vinculación con su comunidad y el desarrollo de su mayor autonomía posible, a través de un sistema integrado de apoyos y servicios sociales de calidad.
En modalidad residencial, contamos con: Centros de Acogida Residencial; Residencias Protegidas, Hogares Protegidos y Hogares de Tránsito para Personas en Situación de Calle
En modalidad ambulatorio, tenemos Centros Ambulatorios Especializados y el programa Salud Mental Calle. Y en materia domiciliaria están los Programa de Apoyo Familiar Domiciliario (PAFAM) y los de Apoyo a la Vida Independiente.