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Provinciales jesuitas de América y el Caribe:

Visitan el Hogar de Cristo

Todos se manifestaron impresionados con la diversidad de las pobrezas que atiende la causa fundada en 1944 por Alberto Hurtado. Y por la proyección de su figura como inspiración para el trabajo social de la Compañía de Jesús. Hubo información, oración y eucaristía con los vecinos de Estación Central en la tarde del último día de abril, el más helado en lo que va del otoño.

Por Ximena Torres Cautivo

24 Abril 2025 a las 14:30

–Dice una poetisa y novelista nicaragüense, Gioconda Belli, que “la solidaridad es la ternura de los pueblos”. Y aquí esa ternura  está  haciendo milagros –responde el Provincial de los jesuitas de Venezuela, el sacerdote Alfredo Infante.

Eso, después de visitar el santuario del padre Hurtado, reunirse con parte de los equipos ejecutivos de Techo, Servicio Jesuita a Migrantes, Techo, Infocap, Emplea, Fondo Esperanza, Selavip. Y de conocer en detalle el trabajo social del Hogar de Cristo. Reconocido por muchos como “el milagro cotidiano” de San Alberto Hurtado.

Todo sucedió apretadamente la tarde del miércoles 30 de abril, en la Estación Central, en el viejo Chuchunco, donde fundó su obra el padre Hurtado. Y donde hoy sigue funcionando la casa matriz de una organización que en 2024 atendió a casi 39 mil personas de extrema pobreza y vulnerabilidad. Originalmente, a la cita asistiría otro venezolano importantísimo para la Compañía de Jesús, Arturo Sosa. Se trata del Prepósito General de la congregación más numerosa y poderosa de la religión católica.

ALFREDO DE VENEZUELA

Pero la muerte del papa Francisco, el jesuita más destacado de todos, se interpuso en el plan y la Asamblea de Jesuitas de América Latina, que se desarrolló en Santiago y reunió a los 14 Provinciales de la Compañía de Jesús, se quedaron sin el invitado principal. Arturo Sosa debió quedarse en el Vaticano a las ceremonias fúnebres y al cónclave que se viene.

En el marco de la Asamblea de Provinciales Jesuitas de América Latina, el sector social de la Compañía de Jesús en Chile convocó a un encuentro en el Santuario del Padre Hurtado. AGENCIA BLACKOUT

Sin embargo, las actividades en la capital de Chile, se mantuvieron de acuerdo al programa, que el miércoles 30 cerró con una misa en el contexto del Jubileo de las Personas Migrantes. Fue celebrada por el Provincial de Venezuela, Alfredo Infante en la Parroquia Jesús Obrero, quien tomó el lugar que le habría correspondido  su compatriota, el Prepósito Sosa. Alfredo Infante es un admirador declarado de la causa de Alberto Hurtado, que era también la del papa Francisco: la convicción de que el pobre es Cristo.

–Hoy hemos tenido una breve inmersión en la respuesta que desde el apostolado parroquial, educativo y de justicia socioecológica viene dando la provincia de Chile a los desafíos de la superación de la pobreza, desde la opción por los pobres y la solidaridad de clase. Nos ha edificado el proyecto de educación intercultural del colegio San Alberto Hurtado y el modo como  las diversas obras e instituciones se han hecho sostenibles en el tiempo a través de la solidaridad de muchos contribuyentes pequeños, medianos y grandes. Orar y peregrinar en el Santuario de San Alberto Hurtado y compartir el banquete eucarístico con la comunidad de inmigrantes venezolanos, haitianos, peruanos, colombianos y dominicanos fue un signo de resurrección en este año jubilar de la esperanza –sintetizó bien el jesuita venezolano Alfredo Infante.

JOSÉ Y PABLO

El martes 30 el grupo de visitantes caminó casi por media hora por las calles de Estación Central. Desde la parroquia de la Santa Cruz hasta la de Jesús Obrero, que integra el complejo donde están el santuario, la tumba, el museo del padre Hurtado y la casa matriz del Hogar de Cristo. Esa donde el santo chileno puso su primera piedra en 1944. Venían entumidos. La temperatura en Santiago ese día no superó los 15 grados.

Pero en el auditorio del Museo pronto entraron en calor.

Pablo Walker, el anterior capellán del Hogar de Cristo, hoy del Servicio Jesuita al Migrante, expone frente a los provinciales jesuitas de América.

El director ejecutivo del Hogar de Cristo, Juan Cristóbal Romero, les presentó las líneas de trabajo de la fundación. Desde los 35 jardines infantiles y salas cuna hasta las residencias para adultos mayores, pasando por las escuelas de reingreso, los dispositivos para personas en situación de calle, con consumo de drogas y con discapacidad mental. También les explicó cómo se financia todo ese trabajo social que cubre necesidades desde Arica a Punta Arenas. Y cuál es la relación con la Compañía de Jesús. Precisó que el padre Hurtado fundó su obra, delegando su conducción en laicos. Desde entonces, han sido “esos chilenos de corazón generoso”, los que han sostenido la obra. Tanto en lo financiero como en lo social, con un vínculo, eso sí, permanente con la congregación de su líder e iniciador.

Explicó que el capellán general del Hogar de Cristo forma parte del directorio y tiene derecho a veto respecto de las decisiones fundamentales. Hoy y desde 2018, ese cargo lo ostenta el sacerdote José Francisco Yuraszeck. Junto a su antecesor, Pablo Walker, hoy es capellán del Servicio Jesuita al Migrante, y los demás jesuitas que conforman la comisió social fueron mandatados por el Provincial de Chile, Gabriel Roblero, para organizar la visita de los Provinciales jesuitas de América Latina y el Caribe.

HACIENDO HISTORIA

Tras visitar, orar y depositar una rama de olivo sobre la tumba de san Alberto, el grupo volvió al auditorio del Museo. Allí, José Francisco Yuraszeck les habló de jesuitas clave en la historia de la Compañía de Jesús en Chile.

–El padre Hurtado ha dejado una profunda herencia espiritual, que sigue presente con su inspiración en tantas obras y lugares, que trascienden las fronteras institucionales de la Compañía de Jesús y de la Iglesia. Cuando celebramos su canonización, el año 2005, el entonces presidente Ricardo Lagos, lo llamó “padre de la patria”. Por su preocupación por los pobres, los marginados, los excluidos. Y por su convocatoria amplia a promover el trato digno, el sentido social, el bien común y la justicia.

Juan Ignacio Molina, el abate Molina, dibujado por F. Rosaspina. Wellcome Library de Londres. José Francisco Yuraszeck seleccionó a sacerdotes destacados en Chile de la Compañía de Jesus frente a los provinciales jesuitas de América.

Luego reconoció aportes pretéritos como el de Luis Valdivia (1560-1642), que, a comienzos del siglo 17, propuso una alternativa a la sangrienta Guerra de Arauco, con la “guerra defensiva”. Abogó por el reconocimiento de la igual dignidad de seres humanos que tenían los mapuche. Además, escribió la primera gramática conocida sobre la lengua mapuche. Recordó también al abate Molina, Juan Ignacio Molina (1740-1829). Dijo Yuraszeck: “Fue precursor del estudio de las ciencias y la historia en Chile. Sufrió la expulsión de la Compañía del Reino de España y vivió el resto de sus días en Boloña. Ahí escribió el ´Compendio de Historia Geográfica, Natural y Civil del Reino de Chile´, entre otras obras muy relevantes”.

LOS DESTACADOS DEL SIGLO 20

Entre los destacados del siglo 20 mencionó el aporte de Fernando Vives (1871-1935). “Fue mentor del Padre Hurtado, muy atento a la cuestión social y a la difusión de la Doctrina Social de la Iglesia. Sobre todo, en lo referido a los derechos de los trabajadores y la promoción del sindicalismo”. A Álvaro Lavín (1902-1990), Provincial de Chile y dos veces capellán general del Hogar de Cristo, cuyos escritos sobre la vida y obra del padre Hurtado, contribuyeron a su proceso de canonización.

Mariano Campos (1905-1980), “Campitos”, fue profesor en el colegio San Ignacio y misionero por “senderos araucanos”. “Su compromiso y tenacidad ayudaron a retomar la algo olvidada cercanía de la Compañía con el pueblo mapuche”. A “don Pepe”, el admirado José Aldunate Lyon (1917-2019), también lo destacó como “profesor de moral, maestro de novicios y Provincial”. Conocido después como “cura obrero” y adalid de la defensa de los derechos humanos como fundador del Movimiento Contra la Tortura Sebastián Acevedo”.

El “cura obrero” José Aldunate fue otra figura señera de los jesuitas en Chile, durante el siglo 20. Su defensa de los derechos humanos lo llevó a cofundar el Movimiento contra la Tortura Sebastián Acevedo. Su aporte fue descrito someramente frente a los provinciales jesuitas de América. 

En la misma línea, incluyó en su lista de jesuitas destacados a Ignacio Vergara Tagle (1920-1988). El “maestro Ignacio”, como le gustaba que le llamaran,  aprendió el oficio de soldador y gásfiter. Josse van der Rest (1924-2020), jesuita belga y millonario, llamado “el padre de las mediaguas”. Con Aldo Giachi (1927-1989), “jesuita italiano, que desde una silla de ruedas construyó el Centro Esperanza Nuestra para personas con discapacidad”, cerró el interesante ejercicio de memoria.

LAS OTRAS OBRAS

Luego las visitas conocieron las demás fundaciones sociales que tienen vínculo con la Compañía de Jesús en Chile. Yuraszeck mencionó en primer lugar a las ligadas al Hogar de Cristo, como Emplea, que promueve la intermediación laboral. Y a Súmate, que busca atender a quienes han sido expulsados del sistema escolar. Recalcó que es parte de la Federación internacional jesuita Fe y Alegría.

“Notable ha sido el desarrollo de Fondo Esperanza, la institución de microfinanzas más grande de Chile, en asociación con la Fundación Microfinanzas BBVA. Tienen 140 mil socias agrupadas en bancos comunales, lo que también contribuye a la restauración del tejido social, tan debilitado. Tanto el Fondo Esperanza como la Funeraria del Hogar de Cristo, contribuyen con sus utilidades a sostener la labor social del Hogar”, enumeró el capellán.

El Provincial de Chile, Gabriel Roblero, se unió a un grupo de trabajo para abordar el tema de la juventud, desde la crisis vocacional hasta los problemas educativos.

Y luego mencionó y explicó las que son parte de la Compañía de Jesús: Centro Esperanza Nuestra; Instituto de Formación y Capacitación Popular, INFOCAP; Fundación Vivienda y TECHO Chile; el Servicio Latinoamericano, Asiático y Africano de Vivienda Popular, SELAVIP; la Fundación Licán; el Servicio Jesuita a Migrantes; el Centro de Reflexión y Acción Social Fernando Vives de la Universidad Alberto Hurtado.

ÁLVARO, HERMANN  Y GABRIEL

Los Provinciales se mezclaron con los equipos de varias de las fundaciones mencionadas en mesas de conversación en torno a distintas temáticas sociales. El encuentro culminó en la parroquia Jesús Obrero para celebrar la eucaristía con vecinos de Estación Central, muchos de ellos migrantes.

El provincial de Venezuela, Alfredo Infante, fue el encargado de oficiar la misa en el marco del Jubileo para los migrantes. Estación Central es una comuna con alta presencia de migrantes venezolanos.

El Provincial de Argentina y Uruguay, el jesuita Álvaro Pacheco resumió así lo vivido:

–Fue una jornada muy provechosa por varias razones. Primero, porque es una gracia ver cómo se recoge en Chile el legado de san Alberto Hurtado, actualizándolo a los desafíos de nuestro tiempo, siempre buscando la superación de la pobreza. Segundo, porque el Hogar de Cristo es un lindo ejemplo de trabajo colaborativo entre jesuitas y laicos, donde lo que importa es la misión y no los protagonismos. Y tercero, porque se siguen las preferencias apostólicas de la Compañía de Jesús, lo que permite las colaboraciones a nivel de todos los países latinoamericanos y también más allá.

 

El provincial de Colombia, Hermann Rodríguez, enciende un cirio por los dolores y esperanzas de los más pobres a los que atiende el Hogar de Cristo en Chile, en una emocionante oración en torno a la tumba de Alberto Hurtado en la que participaron todos los provinciales jesuitas de América. .

Por su parte, el Provincial de Colombia, el jesuita Hermann Rodríguez, dijo:

–El sentido de esta visita era conocer las obras sociales de la provincia de Chile y, particularmente, el Hogar de Cristo. Fue muy impactante comprobar cómo se vive un compromiso tan auténtico con la población más vulnerable del país. Son todas obras que atienden a personas con necesidades extremas. Se ve muy claramente la segunda preferencia apostólica de estar junto a los más desvalidos de la sociedad. Impresiona cómo las obras del padre Hurtado se han mantenido y ampliado en el tiempo con las participación de una multitud de voluntarios y donantes. Quedamos muy agradecidos e impresionados con la acción de estos laicos y laicas que dedican su vida a este servicio tan importante, inspirados por el ejemplo de san Alberto Hurtado.

Para finalizar, el Provincial de Chile, el jesuita Gabriel Roblero, se declaró “muy agradecido del trabajo que hace el Hogar de Cristo a través de hombres y mujeres de bien en colaboración con la Compañía de Jesús. Rezar en el santuario del padre Alberto Hurtado esa tarde de miércoles fue muy emocionante, poniendo las esperanzas y dolores de los pueblos de Latinoamérica y el Caribe sobre su tumba. Tener su figura como fuente inspiración nos anima a proyectar nuestro trabajo hacia el futuro”.

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