

Efectivamente, las personas mayores tienden a deshidratarse más fácilmente. Esto es porque al envejecer el volumen de agua en el cuerpo disminuye.
El cuerpo está constituido por más de un 65% de agua y en la vejez este porcentaje se reduce a 45%-55%.
A esto se suma que se pueden presentar factores que favorecen la falta de agua y electrolitos en el organismo, como son la disminución de la percepción de sed, la incontinencia urinaria, funciones renales y digestivas anormales, uso de laxantes y diuréticos, entre otras.
Las personas mayores deben beber entre 2,5 y 2,75 litros de agua al día, lo que equivale a 8 a 10 vasos. Se recomienda tomar agua pura, aunque también puede ser agua de frutas, jugos naturales, leche o caldos.