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¿Qué hago con un trabajador así?

Por Juan Cristóbal Romero, director ejecutivo del Hogar de Cristo. 

27 Febrero 2019 a las 15:24

Jesús Vidal, actor con discapacidad visual, ganó el Goya 2019 por su rol en “Campeones”, convirtiéndose en trending topic mundial con su discurso. En él, parafrasea el guión de la película que aborda los logros de un equipo de básket de personas con discapacidad mental: “Yo sí quisiera tener un hijo como yo”, dijo emocionando a todos.

En Chile, en el Centro de Preparación para el Trabajo, María, una profesora de biología jubilada por discapacidad psíquica, dice: “Nunca quise tener hijos por temor a heredarles mi enfermedad. Tengo epilepsia y me sentí muy discriminada cuando se me declaró. No me dejaron seguir trabajando y yo amaba ser profesora”.

Su respuesta refleja dos temores comunes entre los acogidos de este programa del Hogar de Cristo: heredar a sus hijos su discapacidad mental y que se les niegue un derecho y una necesidad vital, trabajar.

En la otra vereda, la de “la capacidad”, también me ha tocado escuchar frases impactantes. “¿Y qué hago yo con alguien así?”, nos han dicho desde alguna empresa que, para ponerse al día con la Ley de Inclusión Laboral, nos han solicitado candidatos y han reaccionado así cuando les mandamos a alguno de nuestros participantes.

La discapacidad mental está envuelta en una nube de prejuicios. Asusta, a diferencia de las discapacidades físicas, que son vistas con una mirada mucho más amable y compasiva. La semana pasada el ministro del Trabajo celebró en Concepción el impacto de la Ley al cabo de un año de operación. Lo hizo en una lavandería que sólo contrata personas con discapacidad intelectual, lo que nos pareció notable. Los datos oficiales son que “hay 1.916 empresas con 10.476 personas contratadas, lo que representa un 83% del total. Y que 6.980 corresponden a hombres y 3.496 a mujeres”. Nada se dijo, eso sí, sobre qué tipo de discapacidad tienen las personas contratadas. Nos parece crucial conocer ese dato si queremos avanzar real e integralmente en inclusión laboral y de todo tipo, porque tenemos la impresión de que se podría estar favoreciendo a un tipo de discapacidad sobre otra.

En Chile, la población mayor de 18 años con algún tipo de discapacidad es de 2.606.914 personas. De ellas, unas 300 mil presentan dificultad mental, intelectual o síquica y casi la mitad pertenece al quintil más pobre de la población. Es decir, son los menos del total y los más vulnerables, porque cargan con una mochila de prejucios y discriminación enorme, mayor, sin duda, que el de las personas mudas, ciegas, sordas o con cualquier otra limitación física. El temor, propio del desconocimiento, es lo que más atenta contra quienes presentan dificultades mentales, pero que en nuestro Centro de Preparación para el Trabajo demuestran a diario lo responsables, concentrados y creativos que son. La mayor barrera para la inclusión social de las personas con discapacidad mental proviene de las actitudes negativas hacia ellas; la discriminación es el verdadero impedimento. No son ellos; somos nosotros.

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